lunes, 27 de junio de 2011

Capitulo 6 Ambición

Un fuerte grito inundó toda la sala, golpes y amenazas de muerte que asustaron a dos soldados que permanecían de rodillas ante Vicent Wallace.

-         ¡¡Idiotas!! – gritó mientras intentaba contenerse para no matarlos.

-         Lo sentimos señor, pero no podíamos revelarnos ante los demás soldados, además la chica se descontroló, no pudimos hacer nada. – se excusó uno de los soldados.

-         ¿Dónde está el bote que os di? – preguntó mirándoles fijamente

-         Mi lord, cuando escapábamos lo perdimos en el bosque.

Vicent no pudo más, y lo golpeó haciéndole volar varios metros hasta chocar con unas de las estanterías, donde se quedó quejándose del golpe sin poder levantarse, el otro soldado alzó los brazos en señal de defensa y habló rápido para apaciguarlo.

-         ¡No volvimos con las manos vacías!, tenemos información que puede interesarle mucho.

-         Mas te vale que así sea.

-         Cuando volvimos a por el bote, ya no estaba y en su lugar había el olor de otro vampiro, el olor desaparecía por el norte, allí hay una vieja cabaña, es la única cabaña en kilómetros.
-         ¿Quieres decir que no estaba sola y que se ocultan allí?

El soldado asintió.

-         Traedme a Sara de inmediato, y también todas sus pertenencias, vivirá en esta torre bajo mi protección.

-         Entendido – respondió el soldado.

No sabía el motivo, pero me sentía a gusto entrando en aquella torre de nuevo, allí estaba Vicent con algo alargado en la mano, no sabía que era pero algo en mi interior me decía que era peligroso, varios soldados entraron conmigo y dejaron mis cosas junto a mi, viviría en esa torre a partir de ahora, seguro.

-         Bienvenida de nuevo – dijo cuando se giró para verme. 
-         ¿Qué es eso? – pregunté con curiosidad
-         ¿Esto?, es un arma, un arma de fuego, supongo que no has visto muchas, no es un invento nuevo, pero si caro y protegido.
-         ¿Qué ha pasado aquí? – Sara observó libros en el suelo, mesas derribadas, estanterías destrozadas…
-         Me he levantado cabreado- le explicó

Supongo que eso lo explicaba todo, pensé, había perdido mis miedos a lo imposible, y era hora de pedir explicaciones.

-         ¡Vicent!, quiero la verdad, ¿Por qué no puedo salir cuando es de día?, ¿Qué es ese liquido rojo y porque siento la necesidad de beberlo?, ¿Qué era esa cosa del bosque?, ¿que somos nosotros? , habla o me largo del castillo.

-         Me pones en un aprieto niña, pero supongo que tienes derecho a saber, calla y escucha, solo te lo diré una vez.

Levanté una de las sillas, y me senté en ella, estaba a punto de quitarme muchas dudas de la cabeza, estaba un poco nerviosa porque no esperaba buenas noticias.

-         Si sales de día y la luz del sol te toca, morirás, así que una ignorante niña como tu que no tiene ningún lugar al que ir, solo traerás desgracias allá donde vayas.

-         ¿Desgracias? – pregunté escéptica

-         Dije que te callarás, y sí, desgracias, el liquido rojo que tanto te atrae es sangre humana, solo los vampiros mas poderosos podemos resistir su llamada, pero eso aún no se te puede aplicar a ti, estoy seguro de que hubieras matado a alguien si no hubiera dejado aquel bote en tus aposentos.

-         … … … (maldita sea, ¿dijo sangre?, es asqueroso, pero… tiene razón, tenia ganas de matar cuando llegué).

-         ¡Somos vampiros niña!, y esa cosa del bosque se llama Paula era como tu hace muchos años, pero decidió ir por su cuenta y poner en peligro la raza humana convirtiendo a otros allá donde iba, al igual que te convirtió a ti, tenemos que acabar con ella y con aquellos que la ayudan.

-         ¡Espera!, es imposible, creía que era una enfermedad, o una maldición, quería ir a la capilla pero… no pude acercarme, era como si dios me hubiera rechazado.

-         ¡No hables de dios aquí!

Me quedé en silencio y pensé en avisar al rey, vampiros en el castillo, aldeanos en peligro, pero yo también era vampiro, me matarían a mí también.

-         Escucha, te necesito, - dijo Vicent poniendo su mano sobre mi hombro.

Continúo…

-         Conozco a Paula, yo la convertí a ella y la entrené como voy a entrenarte a ti, ella es peligrosa, una asesina, un monstruo despiadado, todos los vampiros que he encontrado en mis viajes les he dado protección y viven en este lugar, ella prefiere matarlos, estoy seguro que quiere matarte también a ti por convertirte y que por eso no se ha ido de la zona

Sentí un escalofrío cuando le escuché, nunca me había sentido perseguida y muchos menos por un monstruo, los muros del castillo y los soldados de pronto ya me parecían poca defensa, me sentía insegura.

 Vicent sintió que temblaba y me dijo que me quedara en la torre, que muy pronto con su ayuda no tendría nada que temer, me senté de nuevo en la silla y apoyé mis codos en la mesa, no podía escuchar nada mas.

-         Si Paula está aquí y no está sola, quizás viene a por nosotros también – le dijo el soldado a Vicent esperando una orden.

-         Si… quizás viene a acabar lo que empezó hace tiempo, ella sigue siendo novata, la mataré si se acerca, pero no sé quienes la acompañan.

-         Si fuéramos más, nos sentiríamos más seguros, ahora solo somos ocho, cuatro soldados, Antonio y su aprendiz, vos y la chica.

-         En ese caso seremos más, concierta una cita con su majestad, querrá explicaciones sobre las tropas que fueron al bosque, le ofreceré algo que no podrá rechazar… la inmortalidad.

-         ¿Le convertirás? – preguntó alarmado

-         Entonces ya no tendrá que preocuparse de un heredero, podrá gobernar por toda la eternidad, con su ayuda, no habrá lugar en el reino donde pueda esconderse esa traidora, y todo volverá a ser como era hace 700 años.

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